El bibliógrafo e investigador valenciano Rafael Solaz ha presentado su nuevo trabajo dedicado a la ciudad ‘València en el siglo XIX’, editado por Samaruc e impreso por Pentagraf Impresores. Una obra de cuidada edición y magníficas reproducciones sobre el papel agrupadas en tres apartados: ‘Grabados y litografías’, ‘Sociedad y costumbrismo’ y ‘La ciudad y alrededores’.
Rafael Solaz es un apasionado por el siglo XIX valenciano, caracterizado por ser ‘un siglo movido en Valencia’ y de transformación en la ciudad. Un siglo XIX en el que Valencia cambió de mentalidad, convirtiéndose en una sociedad más abierta y mucho más dinámica.
En su libro València en el siglo XIX aparecen más de 300 imágenes entre fotografías y grabados de la evolución social, urbana y paisajística de la capital del Turia a lo largo de esta etapa centenaria. 300 imágenes de las que muchas de ellas son inéditas y dadas a conocer por primera vez en este libro.
Rafael Solaz i Albert (Valencia, 1950) es bibliófilo y prolífico autor de estudios sobre la sociedad valenciana, especialmente de la Valencia más sorprendente, marginal y oculta. Entre sus más de 30 libros destacan: La Valencia Prohibida, ¿Pero existe el diablo?, Leer la cartilla, Museo del Silencio, La Valencia del Más Allá, El Carme, barrio histórico, Valencia ciudad de postal, El Marítim, La Valencia rescatada, Figues i Naps, Almanacs de La Traca, Valencia Canalla…
Rafael Solaz i Albert tiene una pasión: la divulgación y compartir sus trabajos, sus fotografías, sus recuerdos,… con todos. También su pasión por Valencia y por ello el poner a disposición de todos sus fotos, sus documentos y sus libros con el objetivo de divulgar y compartir este su placer.
Una ciudad puede ser un lugar privilegiado para «contemplar» la historia. Pues ésta, a veces, no sólo puede ser reconstruida o imaginada sino también «vista», como si de un presente súbito se tratara. Entre la Valencia que ahora podemos ver y la que esta generosa colección de imágenes nos aporta -fruto del nutrido archivo de Rafael Solaz– hay diferencias evidentes. Pero también ese hilo invisible que recorre nuestro pasado y nos hace entender mejor la urbe, sus gentes, sus edificios, sus formas de expresión…
Una aportación que es testimonio fundamental para «ver» un tiempo en que la ciudad se abría a las nuevas técnicas de captación de imágenes. Y a través de ellas conocer mejor la vida cotidiana de ese convulso siglo XIX. Un siglo tan aparentemente lejano pero del que nos queda la huella imborrable de quienes captaron instantes y posados, de quienes retrataron lo que veían, un legado que desafía también nuestra propia visión y nos interroga acerca de nosotros mismos.